domingo, 29 de abril de 2012

Estibalitz

Hola, cielo, hace ya unos días que no te escribo y te prometo que no ha sido por falta de ganas, pero estoy segura de que eso tu ya lo sabes; lo que ocurre es que todo lo que podía escribir era demasiado triste y negativo. No puedo evitar, y es verdad, que todo lo que escribo este marcado por la nostalgia, porque es así como me siento.
En los momentos difíciles de nuestra vida en común siempre nos hemos tenido el uno al otro, siempre hemos hecho el esfuerzo de sacarnos adelante mutuamente. Siempre hemos creído el uno en el otro. Por eso, hace poco, le confesaba a una amiga común, que lo peor, lo más duro, no es el hecho de haber perdido a un marido; lo más duro, es que he perdido a mí mejor amigo, a mí compañero, a mí mayor apoyo y a mí confidente. Contigo se han ido muchos de mis más ocultos sentimientos, y mis miedos más secretos. Tu me has llegado a conocer como nadie, me has sabido entender y aceptar tal y como soy: exigente, rebelde, independiente...
Siempre me decías que te recordaba mucho a ti mismo, y es verdad, somos muy iguales en muchas cosas. Almas gemelas, predestinadas a encontrarse.
El destino quiso que nuestras vidas se cruzaran un 5 de Febrero, y el destino ha querido también separarnos un 15 de Febrero.
No sé cuando podré volver a escribirte, pero pienso en ti cada día.
Te quiero, que descanses.